No sé si a vosotros os ocurre lo mismo que a mí, que al leer la palabra “caminos”, lo primero que se me viene a la mente es el poema de Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Es verdad que el camino, en la vida de cada uno, se hace con la voluntad de andar hacia adelante. También es verdad, que como me dicen todos los que han hecho el Camino de Santiago, en el camino se hacen muchos amigos.
No obstante, en el camino profesional de cada uno, se hacen más conocidos que amigos, de hecho algunos no podríamos decir que son amigos en ninguno de los sentidos.
¿Por qué esta diferencia? Mi opinión se basa en que cuando uno hace un “camino” sin prisas, que sea ancho, que no se siente perjudicado por “echar una mano” a cualquiera, cuando el ambiente que lo rodea es de camaradería y con un objetivo común, es relativamente fácil que aparezca espontáneamente la amistad; incluso esas que son “para toda la vida”.
Otra situación muy distinta es cuando alguien valora que en ese camino sólo cabe una persona, que no puede entretenerse porque lo más importante es llegar pronto a la meta, cuando el individualismo impera, y peor aún cuando sólo se ve en los demás una serie de escalones para pisarlos y subir más rápido. Mucha gente vive su vida profesional de esta forma, es una desgracia que el afán por el poder y el dinero, se imponga a la actitud de ayuda a los demás. Bien es verdad que muchas veces funciona para los que lo ejercen, pero también es verdad que no sentirán nunca la paz y alegría que proviene de ser señor de cada uno, ayudar sin esperar nada a cambio, ni conceder al poder y al dinero unos valores que vemos con frecuencia que no satisfacen a sus poseedores que lo consiguen “a toda costa”.
En todo caso, nuestras sesiones PROFESIONAL 50pro, pertenecen al primer grupo de “camino”, un grupo en donde es fácil hacer amigos y compañeros de fatigas, mientras vamos aprendiendo y ensayando nuevas prácticas para afrontar nuestra segunda vida profesional.
Por tanto, además de ese ambiente de amistad, también se ve uno rodeado de un ambiente de optimismo y alegría, de gente que busca esa nueva actitud profesional, lo que origina un ambiente de camaradería y ayuda, que tal vez recordamos de nuestros tiempos de estudiantes cuando la vida era menos estresante y cuando los amigos que hicimos, si aún mantenemos contacto con ellos, son los “amigos de toda la vida”.