Como hay tantos términos similares que parecen tener coincidencias en algunas ocasiones, pero en otras son más bien confusos, me ha parecido interesante hacer unas pequeñas presiones – nunca tratando de llegar a una definición académica del término – pero si tratando de sentar una base mínima de entendimiento para este artículo.
Una de las características que creo vienen a definir diferencias importantes es el tamaño de la actividad realizada. Así las palabras directivo/a y empresario/a parecen referirse a una empresa de un cierto tamaño y que ya ha conseguido salir de lo que muchos especialistas en startups definen como el “valle de la muerte”, es decir, son actividades que ya han conseguido un cierto rodaje y riesgos inherentes al arranque de una actividad profesional. Por otra parte el término directivo/a parece referirse al profesional especializado en dirección de empresas y que habitualmente no tiene que ser propietario/a, ni siquiera parcialmente, de la misma. Por otra parte el/la empresario/a es algo más que la persona que invierte y es propietario/a de la empresa, suele entenderse como la persona que la inició o descendiente del mismo, pero que participa de alguna forma en la gestión, es conocido en su sector de actividad y tiene una parte importante de su vida ligada a la empresa.
En sentido contrario, la palabra emprendedor/a parece referirse a un profesional que empieza una actividad solo/a o casi solo/a, que necesita poner en marcha y hacer que ruede. En este caso, como siempre ocurre a los/las emprendedores/as, deben correr el riesgo de invertir casi solos al menos al principio. Así, la persona que emprende es en su emprendimiento, lo mismo que el empresario/a+directivo/a+inversor/a es a la empresa. El gran peligro que hasta ahora ha tenido esta figura era que muchos emprendedores/as eran solo empresario/a+inversor/a de sus emprendimientos, pero carecían de la faceta de “entrenamiento profesional” que el término directivo introduce en la primera fórmula. De esta forma, con mucho empeño, esfuerzo, capacidad de tomar riesgos e inteligencia emocional, se lanzaban a emprender y – un gran porcentaje – fallaba por falta de experiencia previa en emprender, manejo de herramientas y habilidades necesarias para llevar adelante un tema tan complejo como la puesta en marcha de un emprendimiento.
Sólo una pincelada final para declarar que la formación de un directivo en una escuela de negocios, y he de aclarar que personalmente he estudiado en una de las mejores y estoy muy agradecido y orgulloso de haberlo hecho, no garantiza que se posean muchas de las habilidades que un emprendedor debe tener para afrontar con grandes posibilidades de éxito su emprendimiento. Esto es algo que se constata fácilmente en la realidad, y que todos los que tienen experiencia emprendiendo reconocen. Un indicador que refuerza la idea de que emprender requiere conocimientos y entrenamiento propios es que, muchos de los actuales emprendedores tienen formación universitaria, y que la mayoría – cuando fracasa – vuelve a intentarlo por aquello de “… vaya fallo más tonto, ya sé en qué me equivoqué la última vez …”. Pues no hay sólo una piedra donde se puede tropezar, son varias. La decisión que habría de tomarse es la de prepararse seriamente para emprender, sino sería la misma que cuando un curandero se dedicara a “curar” enfermos dijera – después de morirse un paciente – voy a volver a intentarlo con otro que esa enfermedad ya la conozco. Ridículo, ¿verdad?
A fin de aportar un análisis científico a este razonamiento, nos hemos ayudado en unos datos empíricos obtenidos de varias fuentes: De los participantes en los programas realizados por 50pro en la aplicación de su exclusiva metodología, de datos de la Asociación Española de Emprendedores del estudio GEM España 2017-2018 y los datos estadísticos del “Estudio sobre liderazgo intergeneracional elaborado por el Observatorio GT”.
Por comparación de las conclusiones de los estudios, hemos obtenido unas conclusiones definitivas sobre las características de un EMPRENDEDOR/A PROFESIONAL, que trabaja por cuenta propia, y un DIRECTIVO/A DE EMPRESA, que habitualmente trabaja por cuenta ajena.
TRABAJO POR CUENTA PROPIA
En 50pro creemos que es imprescindible apostar por una formación específica de los/las emprendedores/as seniors – que cada vez son una parte más importante de los nuevos emprendedores, y que tienen una experiencia probada – y a eso hemos dedicado todos nuestros esfuerzos y diseñado una metodología específica. Hemos detectado que a pesar de su perfil previo de trabajadores por cuenta ajena, carecen de un entrenamiento específico sobre emprendimiento, que les resulta fundamental cuando deciden comenzar sus actividades como emprendedores. Queremos ayudar a los que participan en nuestros programas, para formarles como verdaderos especialistas en gestión de emprendimientos.
Para Sandra Rodríguez, Presidenta de la Asociacion Empresarial de Emprendedores y Pymes de España, su conclusión es: Puedo decir que, según última encuesta realizada por nosotros a 500 empresas emprendedoras (cuyos emprendedores son de todas las edades), y en el estado actual de la economía del país:
– De cada 10 empresas que se abren, 7 de ellas, lo hacen por necesidad ante la falta de oferta laboral.
– Se crea mucho autoempleo desde casa, de 10 empresas que abren, 8 son desde casa. Ojo al dato
– De las 10 empresas que emprenden, un 50% son de consultoría de Marketing, Desarrollo de Negocios, Estrategia de Empresas, Internacionalización y Coach.
– Abrir una compañía es lo más fácil que hay, lo difícil para el emprendedor es mantenerse en el tiempo y sobrevivir.
– No hay una formación adecuada de Emprendimiento ni cultura Emprendedora. Creen que van a tener clientes inmediatamente al abrir su empresa.
– En los últimos 5 años, 4 de 10 empresas abiertas, desaparecen.
– Falta de financiación capital semilla para startup (todo es venture capital).
– El Emprendedor sabe lo que quiere, pero no sabe cómo hacerlo, (volvemos a la falta de Formación Emprendedora).
Para GEM ESPAÑA, CISE (Centro Internacional Santander Emprendimiento), que en 2014 se realizó un estudio monográfico sobre el tema de “Educacion en Emprendimiento”, donde se ofrecían conclusiones como:
– La competencia Iniciativa y Espíritu Emprendedor, incluye la habilidad para planificar y dirigir proyectos encaminados al logro de objetivos, lo que requiere mentalidad, atributos genéricos y habilidades que son el fundamento para el emprendimiento, además de conocimientos específicos sobre la gestión de un proyecto empresarial adecuados al nivel y tipo de educación.
Donde queda de manifiesto la existencia de una especificidad de la mentalidad, atributos genéricos y habilidades necesarias para emprender.
Por otra parte, en su último estudio 2017-2018, ya aparece que desde el año 2005 a 2017, queda patente que desde el punto de vista del propio emprendedor, la recomendación más importante para favorecer la actividad emprendedora en España es “Educación y Formación” en emprendimiento.
TRABAJO POR CUENTA AJENA
Según Observatorio GT, y sus conclusiones sobre liderazgo directivo, los perfiles de los integrantes de las generaciones tradicionalistas y baby-boomers, que en la actualidad tienen más de 50 años, tendrían las siguientes características destacables:
– El compromiso es su valor insignia y se alinean con los valores coprorativos de manera férrea. Rol de equipo – Ejercen su autoridad asumiendo la alta presión asociada a su desempeño. Objetivos – Consensuan los objetivos con el equipo. Desarrollo – No potencian el desarrollo horizontal, sí la excelencia de sus equipos. Como puede verse, en ninguna de las conclusiones aparece recomendación alguna sobre la necesidad de mejorar su formación, pues en general el nivel profesional del directivo español es bastante competente. No así – como ya hemos citado con anterioridad – en el caso de los emprendedores que son pocos, aunque muy resistentes en nuestro país, y con la falta de una cultura emprendedora. El español medio defiende su aversión por emprender, a las consecuencias que ello suele tener, cuando en realidad debiera ser el reconocimiento de un importante déficit en la formación específica para hacerlo.
– Practican el corporativismo.
– Son transmisores directos de los valores de la organización.
– Tienen una firma voluntad de legar su “Know how”.
– Se les reconoce capacidad efectiva de negociación.
– Dan apoyo y alternativas en las situaciones comprometidas.
– Los objetivos individuales se definen directamente con los colaboradores en la EVD.
– Establecen un seguimiento riguroso y crítico, común, medible.
– Establecen planes bien definidos para poder controlar el desarrollo del empleado, pero no promueven la rotación entre departamentos.
– Practican la promoción basada en la meritocracia; por ello las nuevas generaciones, instaladas en el valor del corto plazo, los ven como una barrera para su promoción.
CARLOS MOLINA,
CEO 50 PRO
Excelente aporte, principalmente porque identifica claramente la brecha real de cara a iniciar un emprendimiento.