
Llega un momento en la vida que puedes sentir el cansancio de tener que repetir todo otra vez. Es cansino dicen algunos.
Empezar de nuevo, volver a la casilla de salida, comenzar otra vez, reiniciarse.
Hoy vamos a dedicar estas líneas a reflexionar sobre una realidad que afecta a miles de personas.
Cuando te han enseñado que la vida es sólo una meta que cumplir y que la misma siempre está delante, en el futuro, lo de volver a empezar suena a fracaso.
En estos días estoy leyendo un libro inspirado en la gesta de Ernest Henry Shackleton un explorador polar anglo-irlandés, que estuvo casi dos años desaparecido con toda su tripulación atrapado por el hielo en la Antártida. Recomendable lectura para todo aquel que considere que lo suyo sí que es duro, que no tiene comparación con nada ni nadie.
El rol de víctima se ha colado en la sociedad y es amparado con expresiones como: “Es normal, si te hubiera pasado a ti lo mismo.”
Hoy mismo un jubilado de oro de ésta, nuestra Administración Pública, intentaba colarme una conversación victimista. Es amigo y se lo dejé claro desde el principio. Si vamos ha hablar del “para qué” me quedo, si vamos hablar del “por qué”, me voy.
Y aquí reside la clave de bóveda, es decir, en el “para qué” me ocurre a mi esta situación de volver a empezar de nuevo. Despedido con más de 50 años y ahora tengo que comenzar de nuevo, volver a la casilla de salida a esperar que digan la frase de la fortuna que nuestro Joaquín Prat inmortalizó en “El Precio Justo”.
Y ahí estando en dicha posición no tengo ni idea de cómo empezar de nuevo.
“1,23, responda usted otra vez…”, ¿Si tengo una botella llena de vino y quiero llenarla de agua, qués es exactamente lo que tengo que hacer con la botella? TIC, TOC, TIC, TOC…
¡VACIARLA PRIMERO DEL VINO!
Premio.
Tenemos que vaciar el odre de vino viejo para llenarlo del vino nuevo nos enseñó el Maestro de Nazaret.
Comenzar de nuevo es REINICIARSE, y para poder hacerlo con eficacia tengo que soltar todo cuanto a partir de ahora no es más que una pesada carga que me impide avanzar.
Casi siempre mis creencias acerca de lo que soy y lo que puedo o no puedo hacer.
Soltar lastre, es una técnica de supervivencia. Bien lo saben los marinos.
Si has vuelto a la casilla de salida y te dispones a comenzar de nuevo el juego no se te olvide que tienes que empezar APREDIENDO A DESAPRENDER, un paradigma con el que tanto nos cuesta identificarnos más con lo que hacemos que con lo que somos.
Como responsable del Club 50 Pro suele afrontar la programación anual con este paradigma, es decir, que creencias es conveniente soltar para que la frase: “Yo no puedo” aparezca en nuestras vidas de manera limitante.
Toda nuestra programación está basada en APRENDER A DESAPRENDER.
Nos encanta volver a la casilla de salida.
Porque nos encanta VOLVER A JUGAR, VOLVER A EMPEZAR.
¿Juegas?