Una vez aceptada la salida de su empresa, Senior decidió tomar decisiones concretas para avanzar en su nueva etapa de lo que llamó su “Segunda Vida Profesional”.
El proceso iba a realizarlo desde una perspectiva optimista y con la mayor componente posible de serenidad, y de una forma racional y profesional.
Como su empresa estaba obligada a ofrecer un proceso de outplacement gratuito a los trabajadores, y aun cuando creía que esa solución no era apropiada para un senior como él, su alternativa inicial fue tratar de explorar la búsqueda de un empleo por cuenta ajena, a pesar de que todos los senior que conocía habían fracasado en esta opción por culpa de la actual política generalizada del edadismo en la mayoría de las empresas, sobre todo cuando habían tratado de conseguir un empleo de calidad. El tipo de empleo que definió como de calidad, consistía en que debería ser de contenido al menos similar al último que había realizado y que no fuera de un carácter precario; es decir, con un cortísimo plazo de contratación, pues el esfuerzo que requeriría no compensaría el resultado y se vería enseguida en una nueva situación de búsqueda de soluciones.
Las posibles formas de conseguir un empleo por cuenta ajena, estaban basadas en los métodos clásicos a través de: portales de empleo, redes sociales, responder a anuncios, agencias de empleo, oposiciones públicas, oficinas de empleo, ETT´s, trabajo por horas y otros. Mucho esfuerzo, nulos resultados.
También estaba la opción de acudir a headhunters aunque ya había escuchado que, los pocos que por compromiso reciben senior en las entrevistas, no suelen archivar los cvs correspondientes, pues saben que las empresas que les piden buscar candidatos para diferentes puestos, no quieren senior y, por tanto, no suelen guardarse esta información.
La única opción que podría resultar interesante era buscar empleos mediante los contactos personales que el mismo tuviera, y la inmensa mayoría eran seniors como él y en situaciones muy precarias, como la suya.
Si tenía claro que no iba a procastinar en la toma de decisiones.
Si había decidido intentar encontrar un trabajo por cuenta ajena, lo pondría en marcha pero por un tiempo breve y definido entre 3 y 6 meses, por ejemplo. No estaba dispuesto a que le ocurriera lo que a tantos compañeros y profesionales que conocía, que siempre decidían seguir esperando otro mes más porque estaban “seguros” que la próxima oportunidad sería la definitiva. Pero no era cierto, incluso las estadísticas tenían constancia de más de un millón de senior que llevaban más de 4 años buscando trabajo sin encontrarlo pero que seguían insistiendo, en lugar de pensar y probar otras alternativas como alguna de las posibilidades de emprendimiento.
Esta incesante procastinación, llevaba a la gente a sufrir cada vez más rechazos en los intentos de búsqueda de empleo, con lo que cada vez tenían menos ilusión por encontrarlo, menos recursos económicos para seguir esperando y, lo que es peor, un alejamiento cada vez mayor del mercado y de los conocimientos cambiantes e innovadores necesarios para poder tener un talento actualizado y útil para trabajar.
En resumen, Senior pensó que se puede decidir no hacer nada, que ya es en sí misma una decisión; pero no se debe seguir dudando permanentemente, y procastinando cada día, eso es indecisión y las consecuencias suelen ser desastrosas.
Como había leído recientemente en una novela histórica:
“Un jefe en guerra ha de tomar una decisión tras otra, y en eso pasa su vida. Ocupado en esas decisiones y en sus consecuencias inmediatas.” (El asesinato de Platón).
En definitiva pensó, si en el periodo de tiempo que me he fijado, no consigo encontrar un trabajo por cuenta ajena, el problema al que debo enfrentarme no es si prefiero el trabajo por cuenta ajena o propia, sino que ya que no puedo optar por el trabajo por cuenta ajena:
¿tengo cualidades y estoy dispuesto a entrenarme profesionalmente para ejercer por cuenta propia?
Si pudiera decidirme a emprender algo, una ventaja era que podría trabajar en algo que me apasionara y que él decidiría desde el principio, en lugar de trabajar en alguna actividad en la que yo no decidiría nunca y serían mis jefes los que elegirían y tomarían las decisiones. En este caso se podría aplicar esa frase que ya había oído varias veces en los últimos tiempos:
Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.
Satisfecho con el análisis efectuado y los pasos que decidió seguir, se dispuso a acometer esta nueva etapa de su vida con la determinación de ponerla en marcha sin calificarla como la última, sino como una más en un momento ideal de madurez y experiencia máximas.