Un texto dedicado a los emprendedores de más de 50 años, los que ya lo son, o los que pueden serlo, debería ser de publicación frecuente en las páginas económicas de los medios de comunicación. En especial por las tendencias demográficas actuales y por una nueva visión de las etapas profesionales, propias del siglo XXI.
La realidad todavía es otra, los medios hablan de aumentos marginales en el importe de las pensiones públicas, se dan cifras coyunturales con mirada sólo en el corto plazo y se continúa aceptando que lo normal sea una vida profesional marcada por tres etapas rígidas: educación, vida activa y jubilación.
Textos recientes (Gratton, Scott, 2017) han cuestionado el esquema descrito, como propio de otra etapa de la sociedad ya pasada, cuando una persona al jubilarse a los sesenta y algo años, tenía una esperanza de vida relativamente corta. Entonces los sistemas de pensiones públicos de reparto permitían la financiación del modelo y parecía lógica la aspiración a retirarse incluso anticipadamente.
Pero no se trata solamente de financiación, se trata de expectativas vitales de la persona, portadora de valores trascendentes que debe reorientar su andadura a tenor de las nuevas condiciones en que evolucionan la esperanza de vida, las expectativas vitales y las biografías en pleno siglo XXI.
Por otra parte se ha consolidado un mercado laboral en el que las personas de más de 50 años tienen serias dificultades para acceder a un puesto de trabajo. Algo que suele vincularse a unas menores habilidades en el uso de las tecnologías digitales, si bien no hay unanimidad en ello y, por el contrario, son muchas las empresas que no han puesto en práctica una verdadera transformación digital, se trata de otro problema vinculado a la discriminación por causa de la edad.
En mercados laborales más dinámicos, se consolida una nueva tendencia que responde a la situación descrita, se llama emprendimiento sénior (senior entrepreneurship).
La irrupción de persones de más de 50 como emprendedores en múltiples sectores se ha comentado en este blog, en entradas anteriores, en especial al citar los informes sobre senior entrepreneurship de varias instituciones, como La Kauffman Foundation o la organización Global Entrepreneurship Monitor.
La Unión Europea también ha dedicado esfuerzos al emprendimiento senior, pero la repercusión social de todo ello todavía no es la adecuada ni la necesaria.
El programa de entrenamiento emprendedor para mayores de 50 años que ofrece 50Pro, es precisamente una herramienta fundamental para avanzar en esta nueva e inevitable tendencia, de dotar de contenido profesional y vital a personas que desean seguir activas.
Para activar con medidas concretas esa voluntad emprendedora de los de más de 50 años, deben potenciarse actividades, en las que 50Pro está plenamente comprometida, tales como:
-Educación y entrenamiento para que miles de personas de más de 50 años puedan formarse en emprender y en las materias asociadas a dicha actividad (marketing, finanzas, liderazgo, hacer un plan de negocio, etc).
-Contar con mentores que puedan acompañar y orientar en una etapa de transición vital y profesional.
-Desarrollar una red de contactos con personas que cuentan con una situación e inquietudes similares hacia el emprendimiento senior.
-Acceso a fuentes de capital que permita la puesta en marcha de pequeñas sociedades o actividades como autónomo
-Preparar a quienes estando en una empresa, puedan ser objeto de ajustes de plantilla y la mejor inversión, sea iniciar una formación seria, a medida de la edad y circunstancias para poder emprender.
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Referencias:
Gratton, L.; Scott, A. (2017) La vida de 100 años. Bilbao. Lettera Publicaciones
Isele, E. (2013) New Engines for a New Economy: “Senior Entrepreneurs”. United States Federal Reserve System (Webinar, December 2013)
Joaquín Solana Oliver
Economista