El autoempleo ofrece distintas opciones entre los que destacan los valientes emprendedores, ligados tanto profesionales más liberales como abogados, economistas, médicos… u operarios que desempeñan sus trabajos en talleres, comercios, actividades agrícolas y ganaderas…
Hoy en día se ha incrementado la presencia de jóvenes sin experiencia recién terminados los estudios universitarios o profesionales que se encuentran el el extremo contrario: los mayores de 50 años que afrontan el final de su vida profesional –y a veces física– cuando tradicionalmente esa frontera se encontraba en los 65 años. La situación en la actualidad es que ahora han de afrontar su segunda vida profesional con una esperanza de vida de 85 años, así que se enfrentan a 35 años en los que necesitan seguir obteniendo los rendimientos monetarios que les permitan sobrevivir a ellos mismos y sus familias. En ese mismo núcleo familiar es fácil que se encuentren varios miembros con edades próximas a los 30 años, también desempleados con necesidades de una actividad que los libere del tedio.
Se agravan problemas de una parte de la sociedad que se ve rechazada en la búsqueda de empleo por cuenta ajena, y se ve forzada a reinventarse y reintegrase en el mercado profesional.
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