
Se trata de poder elegir. Las trayectorias profesionales vinculadas a etapas predefinidas, según una supuesta normalidad aceptada o instituida, entran en contradicción con las nuevas situaciones de nuestro entorno económico y tecnológico. Dos informes recientes nos lo destacan.
En nuestra sociedad el paradigma de un empleo en empresas, u organizaciones durante años, se considera lo deseable. No se trata de minusvalorar esa relación laboral y profesional, pero no puede ser la única.
Un reciente estudio del McKinsey Global Institute, con el título Independent Work: Choice, Necessity and the gig Economy, destaca el papel creciente de los profesionales independientes en la actividad económica de hoy, sean personas individuales o pequeñas empresas. Se trata de un estudio sobre la situación de esta parte del mercado laboral en los Estados Unidos y en la Unión Europea.
Los autores del estudio, localizados en distintas geografías, reconocen el peso de los empleos en las organizaciones, formando parte de una plantilla, lo que podría definirse como empleo tradicional, si bien destacan que la situación está cambiando por diversas razones, en especial por el impacto de la tecnología y la creciente flexibilidad.
Así se refieren a la vida profesional sénior independiente, algo que en nuestro contexto denominamos como profesionales autónomos y su creciente peso relativo, de un 20 a un 30 por ciento en las áreas económicas citadas (Unión Europea y Estados Unidos).
La irrupción de plataformas digitales ha creado unas nuevas condiciones que facilitan la interacción de los profesionales con otros profesionales y con las empresas. En una frase: Bajan las barreras de entrada.
Este colectivo de profesionales suma más de 162 millones de personas entre Estados Unidos y Europa. En dicho total se encuentran varios grupos, según su situación. Unos se consolidan con una actividad constante que mediante la conexión on-line pueden competir y ofrecer servicios muy especializados de forma flexible.
Otros colectivos, dentro de este tipo de profesionales independientes, son los que realizan una vida profesional senior durante un cierto tiempo, mientras se hallan a la búsqueda de otro empleo, o bien y esta situación es creciente, los que inician un proyecto de emprendimiento como solución profesional y vital.
Aceptando los riesgos de estas tendencias, pues el mismo vocablo en inglés “gig” que procede de un argot utilizado entre los músicos del jazz que ofrecían su talento por encargos concretos, la sociedad deberá organizarse de forma creativa, para que la flexibilidad que puede aportar el trabajo independiente, no configure esquemas de retribución que impliquen mayor desigualdad.
Siguiendo esas ideas y relacionándolas con el reto de la actividad profesional, para los mayores de 50 años en los estándares de contratación de hoy, la tendencia que apuntan los autores del informe de McKinsey abre nuevas vías para los emprendedores de más edad, es decir quienes participan en los programas de entrenamiento de 50Pro.
La tendencia general abre las puertas al crecimiento de los emprendedores o de los profesionales independientes, la tecnología es una fuerza que acelerará este proceso y la demografía -creciente esperanza de vida- hace necesaria la prolongación de la etapa productiva y contemplar, el retirarse o la jubilación, en edades posteriores a las actuales.
No se trata de perder calidad de vida, todo lo contrario, la prolongación de la vida activa tiene efectos muy positivos en el área cognitiva y de autoestima de las personas. Algo que nos recuerda un reciente informe publicado por la revista The Economist, The Economics of Longevity: The New Old, estudio dedicado al impacto del aumento de la esperanza de vida que lejos de ser un problema puede convertirse en una gran oportunidad para todos.
En el citado informe se destaca la necesidad de redefinir lo que entendemos por vida activa, cuando dice: “Hacer que una vida más larga sea financieramente viable, requiere una reflexión fundamental sobre las trayectorias vitales”.
La situación ya tiene su impacto en la actualidad, así la Kauffman Foundation, para los Estados Unidos destaca que los mayores de 55 años tienen una probabilidad superior a un 65% de iniciar una empresa -una startup- si los comparamos con el colectivo de jóvenes de 20 a 34 años.
La intersección de la tecnología, la transformación digital de la sociedad y las tendencias demográficas, propicia un cambio de paradigma en la trayectoria laboral y profesional y, mediante el emprendimiento de los mayores de 50 años que ya forma parte de la normalidad en las sociedades avanzadas.
Referencias:
-The Economist (8 de Julio de 2017) The Economics of Longevity: The New Old. London. Economist.com/special reports
-Manyika, J.; Lund, S.; Bughin, J.; Robinson, K.; Mischke, J.; Mahajan, D. (2016) Independent Work: Choice, Necessity and gig Economy. McKinsey & Company
Joaquín Solana Oliver
50Pro