No podemos permitirnos perder competitividad a nivel mundial desperdiciando esta fuerza de trabajo con capacidad, experiencia, conocimientos y contactos; pero, además, es necesaria para que aumente la contribución a las arcas de la Seguridad Social y garantizar las pensiones, meta incompatible con un mercado laboral a la baja.
Si esta tendencia se prolonga llegaremos a situaciones sociales extremas que generarán inestabilidad y violencia, o incluso –más allá los problemas económicos y laborales– recomendar “soluciones” como la eutanasia que pretende desvincularse de una legislación a favor del aborto y que, en definitiva, es causa importante del desequilibrio demográfico actual.
La bajada de la regeneración poblacional –causada con frecuencia por el afán de disfrutar de lo inmediato–, elude la responsabilidad de la paternidad, se vuelve como un boomerang de proporciones impensables contra la sociedad.
Antes de pasar al verdadero objeto de este libro, ofreciendo soluciones y esperanzas a la resolución del problema, aún debemos darnos cuenta de dos circunstancias que agravan el análisis de la actualidad.
Por un lado, la reducción de gastos que el Estado y la consecuente disminución del número de empleados públicos sustituidos por la automatización de la informática. Algunos perfiles de funcionarios públicos llegarán a desaparecer o se limitarán a los niveles mínimos. Lógicamente aumentarán las situaciones de paro agravada por la necesidad de mantener una población sin empleo público.
Finalmente se detecta el error de algunas políticas públicas que conllevan a una obligada inactividad impulsada desde el Gobierno enfocada hacia los que disfrutan de la jubilación. La consecuencia es que aunque una persona jubilada quisiera arriesgar ejerciendo una actividad profesional, las dificultades y penalizaciones son enormes.
Es incluso posible que a alguien quiera desarrollar opciones de autoempleo, contratación de terceras personas, alquilando o comprando medios de todo tipo, realizar transacciones y negocios… no se le permita por el simple hecho de ser un jubilado. No cabe mayor contradicción en la actual coyuntura económica.
SOLUCIONES Y ESPIRITU REQUERIDO
No obstante, los que estamos dispuestos a pelear siempre, y a confiar en que las cosas pueden mejorar, aunque sea lentamente y en el largo plazo, debemos tomar este tema como lo que es: un reto apasionante.
Hemos de afrontarlo desde una posición experimentada en la que sabemos que con esfuerzo y constancia, existe un enorme valor en lo recorrido y por el hecho de seguir activos, vivos y apreciados por el entorno.
Como afirmó un hombre sabio y bueno de nuestro tiempo “Nunca pasa nada… (que no podamos superar) …y si pasa, qué importa y si importa, qué pasa”. Comuniquemos a nuestro alrededor, especialmente a los más jóvenes, los valores adquiridos con la experiencia:
– Serenidad,
- Consejo –de hecho probablemente lo practicamos con frecuencia cuando nos lo piden–, sin contar batallitas
– Inteligencia para buscar alternativas a los problemas
- Tiempo para ayudar a los demás
- Capacidad para distinguir lo importante de lo urgente,
- Disponibilidad de los buenos amigos –cribados por el paso del tiempo–, que se mantienen a nuestro lado y tantas otras.
CÓMO LLEVARLO A CABO
Ejercer esta nueva actividad no debe considerarse un juego o una tarea sencilla. Las estadísticas dicen que España es uno de los países desarrollados con mayor número de emprendedores pero también con el mayor índice de fracasos, hasta el 60% de los que se intentan.
¿Es este dato contradictorio con nuestra recomendación de emprender? No, ciertamente, lo que nos indica es que es necesario emprender sabiendo lo que se hace. Esto significa que, hasta la fecha, hay muchas personas que se lanzan quizá desesperadamente a ejercer una actividad profesional para la que no están preparados suficientemente.
¿Se imaginan qué sería de nuestra ciudad si alguien tratase de conducir un vehículo sin haberse preparado, o ejerciera de médico o arquitecto o abogado, etc … sin los estudios de la carrera correspondiente?
Catalogamos cuatro grupos de requisitos imprescindibles para garantizar más la viabilidad del proyecto de emprendimiento elegido:
Actitudes que provienen de la experiencia de éxitos previos, de la confianza en el entorno y los amigos; y la capacidad de asunción de riesgos.
Aptitudes conseguidas mediante:
– El estudio y conocimiento previo, la experiencia y el desarrollo de unos contactos fiables.
– Un entrenamiento conseguido mediante la puesta en práctica de una metodología concreta para el desarrollo emprendedor.
– Una experimentada ayuda para la selección del proyecto idóneo a la situación y personalidad de cada emprendedor.
– Posibilidad de acceso a una ayuda permanente, durante el ejercicio del proyecto emprendedor, tanto de mentores como de otros emprendedores.
Incluso con estos avanzados pasos previos, nadie puede garantizar el éxito, pero aumenta la probabilidad de que se produzca. ¿Creen que cada uno de los proyectos que se ponen en marcha en la actualidad cumplen estos requisitos?
La experiencia y los contactos son características que no se adquieren mediante el estudio (como el conocimiento), hay contar con el paso del tiempo para lograrlas. Este es un hecho diferencial de los mayores de 40 o 50 años respecto del resto de los emprendedores. Estas características fueron las que en todas las antiguas culturas llevaron al reconocimiento de los Consejos de Ancianos, sustituidos hoy día por los jóvenes que tienen una mayor fuerza física o dominan una tecnología, que siempre podría aprenderse o subcontratarse.