
Hace varios años, un grupo de profesionales, estábamos preocupados por la situación que previmos, y que estamos viendo en estos momentos. Incluso el futuro plantea un escenario en el que parece que va a agravarse más, de acuerdo con las noticias aparecidas últimamente a la prensa, de las dificultades que las empresas en general van a tener para mantener sus plantillas, y las confirmaciones de varios Ere´s y situaciones similares.
En aquel momento vimos que se estaba generando la “tormenta perfecta”. Esta tormenta la constituyen tres elementos:
- el primero una afortunada realidad del alargamiento de la esperanza de vida – pero que también plantea el desafío de poder vivirla con dignidad -,
- la segunda componente es la enorme inseguridad que vivimos en cuanto al cobro de las pensiones
- y como colofón, la falta de puestos de trabajo por cuenta ajena como consecuencia de varios factores entre los que destacan la muy deficiente tasa de natalidad y el avance de la robótica en todas sus modalidades, agravada por la decisión de muchas empresas en aplicar la discriminación laboral por edad o edadismo, entre los seniors.
Como consecuencia se planteaban 3 oportunidades:
- Tratar de dejar de trabajar a partir de los 65/67 años, solo planteable para quien haya conseguido unos importantes ahorros y/o un complemento de jubilación pública o privada, para 25 o 30 años de vida. Todo ello asumiendo la progresiva desconexión del mundo laboral que les condena a una inactividad y falta de contacto con una gran mayoría de su entorno personal. Aún en esas circunstancias favorables, ¿Tiene sentido desconectar radical y permanentemente del mundo laboral, el mundo empresarial? ¿Es sostenible social y personalmente una cultura de pasividad socio-económica para el resto de la vida?
- Tratar de encontrar otro trabajo por cuenta ajena, situación cada vez más difícil debido a la discriminación por edad, que ofrece unos datos estadísticos según los cuales sólo un 3% de los que buscan esta solución la consiguen tras buscarla durante una media de 2 años. Como consecuencia, en España, cada día crece el número de parados de larga duración, mayores de 45 años. En estos momentos son más de 1.000.000 de personas. Ello exigiría una puesta al día y formación importante de todos ellos, pero aún en ese caso no sería una solución generalizada pues el inconveniente que las empresas ponen a los seniors no es sólo la falta de su actualización tecnológica sino exigencias en el importe de las nóminas, estabilidad de los puestos de trabajo, desempeño en puestos de responsabilidad y mando en las estructuras y otros.
- Tratar de emprender y encontrar trabajo por cuenta propia. Esta alternativa está seriamente cuestionada por una gran parte de la población que la rechaza por miedo, consecuencia de muchas de las experiencias que ha visto a su alrededor.
Las oportunidades planteadas se replican en Ecuador con variaciones locales propias de la cultura de cada país. Sin un cambio de actitud que enfatice “la resolución de situaciones específicas conseguidas durante la vida laboral ” versus solo mencionar los “años de experiencia ” podríamos ser más visibles para aportar desde otros espacios